Las incrustaciones pueden reducir a la mitad el rendimiento de la hélice, aumentando el consumo de combustible y dañando los motores. Propspeed permanece sobre la hélice y previene el crecimiento de incrustaciones marinas. Por eso cada vez más armadores recurren a él. Propspeed puede aplicarse sobre hélices, propulsores azimutales, estabilizadores, ejes de transmisión, fondos de cristal, luces submarinas y otras partes que permanecen bajo el agua. Incluso se utiliza habitualmente en los transmisores que se utilizan para estudiar el comportamiento de la fauna marina como en el caso de los tiburones, mantas y tortugas.
A diferencia de las patentes tradicionales, que liberan tóxicos para evitar el crecimiento, Propspeed es tan resbaladizo que los organismos son incapaces de mantenerse adheridos.
Propspeed es efectivo siempre que permanezca en la superficie tratada. Mientras no existan problemas de electrolisis y se haya aplicado correctamente, Propspeed debería durar entre uno y dos años, dependiendo del grado de abrasión que sufra en ese tiempo.
Entre doce y veinticuatro horas dependiendo de las condiciones ambientales .
No sólo no es caro, sino es fácil recuperar el coste en poco tiempo ahorrando combustible, ánodos de zinc (por las propiedades aislantes de la silicona), y menos averías ya que el motor funciona a menor temperatura y con menos vibraciones si la hélice está limpia.
Propspeed por su propia naturaleza es autolimpiante, es decir, al girar la hélice cualquier organismo adherido se caerá fácilmente, pero se puede mantener limpio también pasando un paño suave siempre que se haga bajo el agua o inmediatamente después de vararlo, teniendo cuidado de que esté muy mojado y que el trapo está limpio de conchas y restos sólidos.
Propspeed sólo tiene tres enemigos, por este orden: la electrolisis, una incorrecta aplicación y la abrasión directa por contacto con arena, cabos sumergidos, etc…